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¿CÓMO ANALIZAR Y MEJORAR LA PRÁCTICA DOCENTE?

¡Hola de nuevo, chic@s!


En la entrada de hoy, vamos a publicar una pequeña reflexión a modo de investigación, que trate sobre cómo analizar y mejorar la práctica docente.


Para llegar al éxito de este proceso, yo me he centrado en el artículo publicado por Bolancé, Cuadrado, Ruiz y Sánchez, en 2013, que tiene como título AUTOEVALUACIÓN DE LA PRÁCTICA DOCENTE COMO HERRAMIENTA PARA LA MEJORA DEL PROCESO DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE DEL ALUMNADO”.



García, J. B., Muñoz, F. C., Suárez, J. R. R., & Velasco, F. S. (2013). La autoevaluación de la práctica docente como herramienta para la mejora del proceso de enseñanza y aprendizaje del alumnado. Avances en Supervisión Educativa, (18).


Esta estrategia me ha parecido muy adecuada para la tarea, puesto que llevándola a cabo, el docente puede ser consciente de su calidad educativa y de aquellos aspectos que debe mantener o mejorar a la hora de impartir la docencia. Consiste en lo siguiente:


Tras un breve recorrido histórico que nos lleva a conocer dónde se ha situado el foco para mejorar la educación a lo largo de los últimos años, se llega al momento actual en el que desde diversas instancias y estudios se hace hincapié en incidir en lo que ocurre en el aula, en la interacción entre docente y alumnado. La autonomía de los centros debe vincularse necesariamente a la autoevaluación para responder al objetivo de mejora de los aprendizajes del alumnado. En este sentido, la autoevaluación docente ha de ser una estrategia que permita la generalización de la mejora en el centro educativo, como un proceso de desarrollo profesional continuo y colectivo.


Desde esta perspectiva se ofrece una propuesta (inspirada en el modelo de Intervención en Factores Clave de la Inspección Educativa de Andalucía) orientada a generar reflexión a varios niveles (órganos de coordinación, docentes,...) en torno a factores clave como curriculum y evaluación, y valorar así si lo que se hace diariamente en clase, y que tiene que ver con la planificación y la propia práctica docente en el aula, se adapta a las necesidades reales del alumnado.


La intervención de agentes externos, como pueda ser la Inspección Educativa, en la evaluación para la mejora, debe situarse en el propio centro educativo y en el aula para evaluar lo nuclear, lo sustantivo del trabajo educativo, para ayudar, acompañar al docente en la reflexión autoconsciente que le permita preguntarse por la conveniencia de seguir desarrollando unos comportamientos diarios que se repiten de manera continua y que forman parte de los “esquemas básicos de actuación docente”. Dicha reflexión debe partir de las acciones básicas del docente, de lo que hace todos los días, para detectar dificultades y adoptar medidas que permitan superarlas, asociando evaluación a un proceso formativo de desarrollo profesional desde el aula. La evaluación para la mejora debe acercarse por tanto a una concepción formativa de la evaluación, cuyo objetivo sea la mejora in situ de la tarea educativa.


¿Qué ámbitos concretos del proceso de enseñanza pueden ser objeto prioritario y nuclear de autoevaluación?


En este sentido, la Orden de 14 de marzo de 2012, por la que se aprueba el Plan General de Actuación de la Inspección Educativa de Andalucía para el período 2012/2016, define estos aspectos nucleares como factores clave, que centran “los ámbitos de mejora en relación con los logros educativos y otras variables contextuales”. Los factores clave que se establecen en la mencionada orden tienen que ver con:


F.1. Organización y distribución del tiempo escolar para la planificación de la enseñanza y para el desarrollo de los aprendizajes en el aula.


F.2. Concreción del currículum a desarrollar, adaptado al contexto, y la planificación efectiva de la práctica docente.


F.3. Evaluación de los resultados escolares y la adopción de medidas de mejora adaptadas a las necesidades de aprendizaje del alumnado.


F.4. Inclusión escolar y atención a las necesidades de aprendizaje como respuesta educativa a todo el alumnado y la consecución del éxito escolar para todos.


F.5. Dirección y coordinación del centro orientada a la eficacia de la organización en la consecución y mejora de los logros escolares de todo el alumnado.


F.6. Relaciones interpersonales, valores de la convivencia dentro de un apropiado clima escolar y participación de las familias.”


Estos factores clave pueden ser la base para centrar y orientar la actividad autoevaluativa de los centros, como elementos a partir de los que identificar posibles campos susceptibles de mejora y proponer medidas para superar las dificultades. Focalizar el esfuerzo más en un factor que en otro dependerá de la realidad educativa y del propio contexto del centro en cuestión.


En definitiva, la autoevaluación de la práctica docente ha de partir de la premisa de que la misma es siempre mejorable, que exige una actitud del profesorado favorable a este cambio y centra la mejora de los procesos de enseñanza aprendizaje en el ámbito donde estos han de producirse, en el aula.


Esto implicaría abarcar tanto los procesos de planificación docente, como la evaluación de los resultados, por ser ambos aspectos parte inseparable de la actuación docente.La autoevaluación docente ha de ser una estrategia que permita la generalización de la mejora en el centro educativo, como un proceso de desarrollo profesional continuo.


Debe tener un sentido instrumental, como elemento de apoyo a la mejora docente y, de esta manera, convertirse en un factor decisivo para el cambio y la innovación, favoreciendo los procesos de reflexión personal y colectiva del profesorado.


¡Espero que os haya resultado interesante!


Y, si os apetece, dejadme vuestra opinión al respecto en los comentarios.


¡Nos vemos!


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