Ahora que ya nos conocemos vamos a ir metiéndonos en materia.
En este segundo post vamos a hablar del tema que nos tocó comentar a mi grupo y a mi durante la clase de Procesos y Contextos Educativos del día de hoy. Concretamente, se nos pidió dar, en grupo, nuestra opinión sobre la medida de “recuperar el valor de la cultura del esfuerzo, incentivando en los alumnos el afán de superarse”.
Tomando como punto de comparación el sistema educativo de Corea del Sur, ya que se trata de uno en donde los alumnos trabajan y se esfuerzan hasta alcanzar niveles inhumanos, hemos llegado a varias conclusiones comunes:
En primer lugar, fomentar el esfuerzo en los estudiantes es algo muy positivo, pero siempre y cuando traten de superarse a ellos mismos, fijándose metas realistas a las cuales quieran llegar por voluntad propia. Es decir, al contrario que ocurre en el sistema educativo sur coreano, donde parece que existe entre los estudiantes una lucha continua por ser el mejor, el alumno perfecto, el que saca las mejores calificaciones. ¿Realmente les sirve esto a nivel personal? ¿a sentirse mejor con ellos mismos? Sin duda alguna, consideramos que no. Que tan altos niveles de esfuerzo lleve a muchos adolescentes sur coreanos al suicidio, es el mejor indicador de que, desde luego, ese sistema educativo no está funcionando como debería.
Entonces, ¿qué se podría hacer en España?
En relación con lo anterior, creemos que una buena opción para tratar que el alumno se esfuerce y quiera superarse a sí mismo, es premiar la evaluación continua. Es decir, el progreso que ha tenido el estudiante durante toda la trayectoria de la asignatura, tratando de no juzgarle solo por sus calificaciones durante una prueba estandarizada. Si el alumno ve que su esfuerzo es recompensado seguirá trabajando para que así sea.
Hoy mismo, otro de nuestros profesores nos ha puesto un ejemplo que viene muy al caso. Si un niño “de doses” saca un cuatro en un examen (calificación a la que nunca se había acercado) después de haber trabajado y haberse preparado mucho para la prueba, ¿qué debemos hacer? Pues, sin duda alguna, comparto la opinión de este profesor y es que deberíamos premiarle con un aprobado y, además, deberíamos hacerle ver lo que ha sido capaz de conseguir, para que, a partir de esta experiencia positiva, quiera continuar por ese camino, esforzándose cada día más. En definitiva, se trata de motivarlos premiando los pequeños logros.
Para hacer una conclusión de lo hablado con mi grupo, me quedo con esta frase:
«Parece que solo aquellos sistemas que ejercen una presión academicista sobre aprendizajes instrumentales son los que premian el esfuerzo y no es verdad»
Carmen Pellicer, presidente y fundadora de la Fundación Trilema
Un buen profesor debe fomentar la cultura del esfuerzo en sus alumnos, pero dicho esfuerzo no tiene por qué basarse necesariamente en que las tareas de los alumnos estén perfectas, que pasen horas estudiando o que todas sus notas sean de sobresaliente.
Además, el aprendizaje requiere un tipo de esfuerzo diferente que no está reñido con la motivación o la creatividad. El disfrute en el aprendizaje es uno de los elementos más importantes para que el esfuerzo se convierta en un hábito y, desgraciadamente y bajo mi punto de vista, esto es algo que en el sistema educativo español todavía no se tiene en cuenta lo suficiente.
Confiemos en que, poco a poco, todo esto vaya evolucionando adecuadamente.
Espero que os guste esta reflexión, estéis o no de acuerdo con ella, y me encantaría conocer vuestras opiniones al respecto.
¡Hasta la próxima!
Hola Carol! Muchas gracias por tu interés.
Pues realmente desconozco de qué porcentaje de alumnos estamos hablando. Sin embargo, está claro que casos existen, por lo que, lo que quiero decir es que no debemos darles la espalda, sean muchos o pocos los que te encuentres como docente. Supongo que esta cifra puede ser muy variable en cada aula.
Además, ya que haces referencia a los alumnos que no se esfuerzan por superarse, los puntos que he comentado como mejora para nuestro sistema educativo podrían incentivar también la motivación de estos y hacer que este esfuerzo del que hablamos aparezca en ellos al ver que es recompensado.
Espero que te haya servido mi respuesta.
😉😊
Buenas noches:
El maestro y la escuela debe inculcar al alumnado la cultura del esfuerzo y debe ser tenida en cuenta en los procesos de evaluación.
Sin embargo, en ocasiones resulta difícil atender a las necesidades de inmediatez de nuestro alumnado acostumbrado a respuestas inmediatas y rápidas.
Por eso creo, que debemos trabajar la motivación interna ayudándonos de la externa, valorar sus esfuerzos y el proceso de una tarea y no tanto el resultado final. Educar en la responsabilidad dando ejemplo y premiando las responsabilidades cumplidas.
Entiendo también que todo esto resulta más fácil en la etapa de Primaria donde la evaluación es más competencial, procesual y adaptada a las características de nuestro alumnado.
Gracias.
¡Hola Elena! Estoy de acuerdo con que el esfuerzo debe premiarse, si bien es cierto que es difícil a veces tomar la mejor decisión respecto a cómo. Una pregunta por curiosidad, ¿Cuántos proporción de alumnos crees que hay, dentro de los que suspenden, que realmente se esfuerzan? En otras palabras, bajo tu opinión personal ¿cómo de "habitual" consideras que es suspender si uno se esfuerza? Sé que depende de muchas variables, pero por plantear la pregunta
Gracias!!
Carol